Castillo de Naipes

Parte 1

Jane hoy despertó con un sentimiento especial, una mezcla entre entusiasmo y paz interior. Como cada mañana, se dirigió al baño a cepillar sus dientes y su espejo le reflejó esa mirada de mujer agradecida a la vida por todo lo que le dió y por lo que hoy es.

El motivo de ese sentimiento especial era el aniversario de boda que cumplía junto al amor de su vida, Alex, con el que se casó hace 10 años. Los dos habían construido juntos una vida llena de momentos de felicidad, y habían sido capaces de enfrentar las situaciones difíciles con mucha entereza y amor incondicional. Fruto de ese amor, había nacido su más preciado tesoro, Tom, el motor de su vida, al que dedica gran parte de su tiempo.

La vida de Jane era perfecta, una mujer extrovertida, con gran energía, que amaba cuidar a los demás y que trabajaba como enfermera en una residencia para mayores. En su tiempo libre le encantaba ir de compras, y salir a pasear junto a Tom, al que no dejaba de observar corretear a su alrededor.

Jane era una mujer muy ordenada y algo perfeccionista, y estas cualidades quizás le habían otorgado el papel ideal de madre y esposa al mismo tiempo. Hoy lo tenía todo planeado, había organizado una gran barbacoa en el jardín de su casa, al que asistirán todos sus amigos y familiares. El décimo aniversario de su boda era una fecha muy importante para ella y no podía dejar pasar la ocasión de celebrarlo junto a sus seres más queridos.

El plan pensado era que Alex, que trabaja en el sector bancario, llegaría a casa sobre las 15 y él se encargaría de comprar la carne y de preparar las brasas para que todo estuviese preparado ante la llegada de los invitados sobre las 20.

Alex siempre fue un hombre trabajador, divertido y lleno de vitalidad. Un hombre muy familiar, que disfrutaba de un fin de semana en casa jugando con su hijo y su mujer, o reuniéndose con otras parejas de amigos para pasar largas horas de risas y felicidad, o se iban a pasar algún fin de semana a una casa de campo que tenían sus padres y donde los 3 podían dar largos paseos por el campo.

Jane acababa de llegar a casa tras comprar unos pequeños detalles para el evento, cuando recibió una llamada en su móvil. Al otro lado del teléfono escuchó la voz un poco rasgada de un hombre.

«Hola Jane, me llamo Steven, no me conoces pero yo a ti sí, disculpa que te llame hoy, pero me ha costado mucho esfuerzo conseguir tu número y tengo algo muy importante que contarte. »

«No entiendo, ¿quién eres?»

«No puedo decirte quién soy ahora mismo, se que esta llamada es muy extraña y asumo que puedas desconfiar de mí, sólo quiero pedirte quedar contigo para contarte algo que es muy importante que sepas, necesito que confíes en mí »

Jane comenzó a sentirse algo angustiada ante las palabras de Steven, y lo primero que le vino a la cabeza fue que tuviera malas intenciones con ella, que estuviese trastornado o obsesionado, algo que ya sufrió cuando era adolescente con un hombre mayor que ella y cuyo recuerdo hizo que se disparasen los niveles de ansiedad en su interior.

«¿Cómo has conseguido mi número?¿De qué me conoces? »

«No insistas, por favor, sé que hoy es tu aniversario de boda y no pretendo fastidiarte la celebración, solo te pido que mañana tomemos un café y entonces sabrás quién soy y qué es lo que tengo que contarte. »

Ante las diferentes negativas de Jane para aceptar la invitación y la desconfianza y angustia que ella mostraba en todo momento, Steven no tuvo más remedio que decirle quién era realmente…

Parte 2

«Soy un hombre al que su mujer traicionó y comenzó hace unos meses una aventura con tu marido. Conozco el dolor que puedes sentir en este momento, pero sólo pretendo tomar un café contigo, compartir esta pena que me está matando por dentro y desenmascarar a un mal hombre que decidió romper mi corazón y el tuyo. No quería decírtelo hoy, pero no me has dado otra opción.¡ No mereces pasar más tiempo con él!.»

Jane colgó bruscamente la llamada, y en apenas un instante, un vacío demoledor y invadió todo su cuerpo. Apenas sin fuerzas para caminar, pudo tumbarse sobre la cama mientras las palabras de Steven revoloteaban por su mente como puñales incisivos penetrando en lo más profundo de su alma.

¿Cómo era posible? ¿su amor de toda la vida en brazos de otra mujer? ¿10 años de matrimonio acabando en una traición? Su angustia le impedía dejar de pensar. Su vida perfecta, ordenada, controlada, se había derrumbado como un castillo de naipes, en el día de su aniversario, en el día más feliz que había imaginado.

Estaba aturdida, desconcertada y buscó el auxilio de su mejor amiga, a la que llamó, con la voz rota y los ojos empapados en lágrimas.

«Hola Jane, corazón, ¿qué tal llevas los preparativos para el evento de esta tarde?»

«Hola Rose, me ha ocurrido algo terrible, me encuentro desolada y necesito que vengas a mi casa cuanto antes.»

«Claro Jane, voy enseguida para allí, pero ¿te encuentras bien?»

«Estoy en mi cama, sin fuerzas para levantarme, y necesito contarte lo que me ha pasado, necesito tu consuelo.»

Mientras Rose iba de camino, Jane no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido en apenas unos minutos, en cómo su vida había dado un vuelco inesperado y en si las palabras de Steven eran ciertas o se trataba de una invención malintencionada. En cualquier caso, en su mente aparecían recuerdos de los últimos meses, pequeños detalles que habían pasado desapercibidos para ella pero que ahora cobraban importancia. Algunos viajes de trabajo inesperados durante varios días de Alex, incluso un fin de semana en una convención de su empresa. También se había apuntado a clases de yoga y llegaba algunos días tarde a casa alegando que después de la clase se quedaban a tomar algo. Jane confiaba ciegamente en su esposo y entre sus pensamientos, no cabía ningún atisbo de desconfianza.

Mientras Jane divagaba por sus pensamientos, Rose llegó a casa y enseguida se fundió en un caluroso abrazo con su amiga, a la que vió desconsolada.

«¿Qué te ha pasado? ¿Porqué estás así corazón?»

Entre sollozos… «Hace 1 hora recibí una llamada de un hombre que no quiso decirme quién era, y que insistió mucho en quedar conmigo para tomar café. Ante mis negativas y mi estado de malestar con la conversación, me dijo que su mujer y Alex eran amantes desde hace tiempo y que al enterarse, trató de localizarme para contarmelo y así lo hizo. Imagínate como me he sentido y el vacío que siento ahora mismo, ¡no sé qué hacer! »

«Tranquila Jane, puede tratarse de un error o de un malentendido, yo no creo que Alex sea capaz de hacerte una cosa así, creo que deberías esperar a hablar con ese hombre y que te dé más detalles, antes de pensar que tu esposo te ha sido infiel.»

«Eso mismo quiero creer Rose, pero me estoy dando cuenta que los últimos meses he confiado demasiado en Alex, estaba ciega con él, y quizás esa confianza ciega la haya aprovechado para buscar fuera lo que quizás nos faltaba últimamente. De hecho, me están llegando recuerdos de algunas situaciones en las que Alex tuvo comportamientos extraños que no supe ver y que ahora sí veo. ¡Estoy destrozada! »

«No te preocupes más de la cuenta, llama a ese hombre y queda con él esta misma tarde, antes de que Alex te vea al llegar a casa.»

Jane llamó a Steven en ese mismo instante, y le propuso quedar en una cafetería de la zona esa misma tarde, la duda sobre la veracidad de la información no podía seguir ni un minuto más en la cabeza de Jane. Steven aceptó y los dos se citaron 1 hora después.

Parte 3

Mientras Jane salía por la puerta de su casa para dirigirse hacia la cafetería donde había quedado con Steven, su cabeza no podía dejar de pensar que quizás todo había sido un malentendido, conservaba la esperanza de que su vida volvería a ser como antes, y su corazón no podía evitar manifestar el nerviosismo con latidos rápidos e intensos.

Ya en el coche, comenzó a experimentar algo más de sosiego, e incluso apareció la empatía con Steven, poniéndose en su piel al imaginar lo difícil que habría tenido que ser para él haberse enterado que su esposa tenía una aventura, quizás como hombre probablemente se habría culpado por haber dejado que su pareja se fijase en otro hombre, algo así como un golpe contra su ego. Y Jane comenzó a comprender el dolor que estaría sintiendo por dentro. Al fin y al cabo, la vida les estaba uniendo por una misma causa y la empatía era un sentimiento inevitable por mucho que Jane se empeñaba en poner en duda las afirmaciones de Steven.

Al llegar a la cafetería, Steven estaba esperando en la puerta, y Jane enseguida supo que era él, su rostro de sufrimiento le delataba. Era un hombre bastante alto, de constitución gruesa, con el pelo moreno algo canoso por los lados y vestía de forma informal aunque elegante. Recibió a Jane en la puerta con una sutil apretada de manos, Jane pudo sentir que estaba muy nervioso, y le invitó a entrar. Localizaron una mesa libre cerca de la ventana, se sentaron y pidieron un café.

«Antes de nada, me gustaría reiterar mis disculpas por mi llamada y por haberte dado esta noticia el día de tu aniversario. No era mi intención hacerlo hoy, pero tus negativas y desconfianza no me dejaron otra opción.»

«Lo entiendo Steven, ha sido una noticia muy dura para mi, pero debo decirte que el hecho de que hayas sido tú, como parte afectada quien me haya informado, ha provocado que todo sea más llevadero, tu sufrimiento, que puedo ver en tu rostro, me hace pensar que todo es verdad, aunque reconozco que albergo algo de esperanza en que todo se trate de un malentendido y Alex no sea el amante de tu mujer»

«Siento decirte eso no va a ser posible, hoy te voy a mostrar que tu esposo Alex es el amante de mi mujer y que llevan viéndose a escondidas casi un año. Incluso han pasado algún fin de semana juntos en una casa de campo de tus suegros»

«¡Oh, dios mío! Esa casa de campo que dices es a la que solemos ir algunos fines de semana con mi hijo Tom. »

«Comencé a sospechar de mi mujer hace tiempo, estábamos pasando por una pequeña crisis tras el nacimiento de nuestra segunda hija y ella empezó a comportarse de una forma extraña. Algunos días llegaba tarde poniendo excusas poco creíbles y lo peor fue cuando se marchó un fin de semana con unas nuevas amigas que yo no conocía.»

« y, ¿cómo descubriste que tenía un amante?»

«Mi primo es policía en la ciudad y vió a mi mujer en un coche con un hombre y me llamó. Yo le puse al día de mis sospechas y le pedí que me hiciera el favor de ayudarme. A partir de ahí todo fue muy sencillo. Aquí he traído en mi ordenador todo el material que tengo de ellos, puedes ver fotos y vídeos de sus encuentros en un motel a las afueras de la ciudad, algunas cenas en restaurantes y una de las escapadas a la casa de campo de tus suegros. Te dejo una copia en este pen-drive. ¡ Lo siento Jane!»

En ese momento, Jane rompió a llorar, lágrimas amargas, llenas de rabia e impotencia. Todas las respuestas a sus preguntas aparecieron de repente en su cabeza. Alex no era el hombre que ella había idealizado, pero lo que más le dolía por dentro, era la impotencia de no haberse dado cuenta de que algo estaba fallando y no supo entender.

«Sé lo que estás sintiendo ahora mismo Jane, lo único que te puedo decir es que tus lágrimas son las mías, estamos juntos en esto y ese hombre no te merece.»

Jane, entre lágrimas «¿has hablado con tu mujer?»

«Aún no, yo sabía que hoy era el aniversario de tu boda y no pretendía de ninguna forma fastidiarlo. Antes de hablar con mi mujer, prefería que tú lo supieses y de esa forma quitarme ese peso de encima. Yo no sé lo que vas a hacer a partir de ahora, eso es decisión tuya. En cualquier caso, mañana mismo le comunicaré a mi mujer mi intención de divorciarme y le mostraré los motivos. El perdón no es algo que tenga en mi mente y sé que no podría volver a ser feliz con ella. ¿Te puedo preguntar que vas a hacer?»

«Muchas gracias por todo Steven, me voy rápido para casa que tengo que arreglarme, ¡no quiero llegar tarde al día de mi aniversario de boda!»

«Disfruta de tu celebración entonces»

«Sin duda, lo haré»

Jane le dio un intenso abrazo a Steven, y se marchó de la cafetería. Steven, no pudo evitar soltar alguna lágrima, aunque en el fondo se veía liberado por haber hecho lo que sentía que era lo correcto…

Final

Todo estaba perfectamente organizado, tal y como Jane había planificado. Su perfeccionismo para estos casos era sinónimo de éxito, y los asistentes al evento así lo sintieron nada más llegar a su casa.

Habían acudido unas 50 personas, todas ellas amigos íntimos de Jane y Alex junto con los familiares más directos. El jardín lucía un aspecto espectacular, no faltaba ningún detalle para acompañar a las mesas de los comensales, juegos de luces, velas colgantes, tiras de papel, esferas, globos, todo ello rematado por innumerables flores naturales que le daban un colorido maravilloso.

Jane, en su habitación, mientras ultimaba los retoques de su maquillaje frente al espejo, pensaba en Steven, en su rostro triste y en el dolor que llevaba dentro cuando le vió por primera vez en la puerta de la cafetería. Jane pensaba que sería de él tras pedirle el divorcio a su mujer, en cierto modo ya formaba parte de su vida sin haberle conocido, sentía por él algo especial, como si un hilo invisible les hubiese unido desde ese momento.

A sus ojos, frente al espejo, se veía reluciente, hoy era un día muy especial para ella y quería estar radiante. Se había maquillado como a ella siempre le había gustado, teniendo en cuenta los colores que mejor le favorecen a su rostro, al color de sus ojos y cabello. Para los ojos había utilizado sombras pálidas y tenues, lo cual le otorga protagonismo a su intensa mirada, sin embargo, le dio a sus labios un toque más agresivo y sensual con un rojo intenso que resaltaba su mucosa. Había utilizado una base que eliminaba cualquier atisbo de imperfecciones en su piel y por último, coloreó con un matiz rosa saludable sus mejillas.

Para la ocasión, había elegido un vestido sobrio y elegante, escotado y un poco ajustado para resaltar su figura, no quería pasar desapercibida siendo su momento.

Al salir de la habitación, Alex la estaba esperando en la puerta, la cogió de su mano y le dijo «Estás preciosa, amor.»

Juntos caminaron hacia el jardín, donde los asistentes comenzaron a aplaudir al son de una música de celebración. Jane no paraba de sonreír y de dar las gracias con la mirada a cada uno de los amigos y familiares que encontraba a su paso hacia el pequeño estrado que había al fondo.

Sobre el estrado, Jane no podía contener la emoción y rompió a llorar, a lo cual Alex reaccionó con un abrazo y un beso en la frente. Se hizo el silencio en el jardín y Jane tomó la palabra.

«Gracias a todos por asistir a este aniversario de bodas, hoy cumplimos Alex y yo 10 años de matrimonio, y estamos muy felices de que nos acompañéis en esta ocasión. Han sido 10 años muy intensos y bonitos, donde hemos pasado por muchos momentos que siempre quedarán en el recuerdo y fruto de nuestro amor, hoy tenemos nuestro más preciado tesoro, Tom.»

«Durante estos 10 años he aprendido muchas cosas de la vida, he aprendido a enamorarme, a formar una familia, a proyectar un futuro basado en la estabilidad y el orden, pero también he aprendido a darme cuenta de muchos errores con los que he convivido y a los que siempre he visto como que eran lo correcto.

He vivido una relación de pareja basada en el apego, donde mi pareja era todo mi mundo, el motivo de mi felicidad o de mi tristeza. Le otorgué a Alex estos 10 años el poder sobre mi más preciado bien, mi bienestar, y hoy me he dado cuenta, de la peor forma posible, que estaba equivocada.

Nadie puede tener el poder sobre mi felicidad, solo yo, nadie puede conformarse con ser una media naranja, nadie puede vivir pensando en satisfacer las necesidades de la otra persona, olvidándose de satisfacer las suyas propias. Y cuando eso ocurre, cuando te abandonas a ti misma, pensando que tienes una vida ejemplar, que tienes el amor para toda la vida, que nada te puede ocurrir, entonces es cuando te abandonan, cuando el amor de tu vida decide en un momento concreto, que necesita buscar afuera lo que quizás no le satisface dentro. Y entonces tú sigues con tu vida, sin saber que estás siendo engañada una y otra vez, que te están clavando un puñal en el fondo de tu alma poco a poco, sin enterarte.

Hoy, sin embargo, me enteré que el puñal que Alex me estaba clavando poco a poco, había atravesado el corazón, penetrando en lo más profundo de mi amor, destrozando a su paso una relación de 10 años, provocando que mi vida se derrumbe como un castillo de naipes. Hoy, el hombre que tengo al lado, se ha convertido en parte de mi pasado, hoy comienza una nueva etapa de mi vida con Tom. Gracias a todos por venir, ¡os quiero!»

Jane bajó de la tarima, cogió a Tom de la mano y ambos se abrieron paso entre los invitados, abandonando el jardín.

Al mismo tiempo que Jane y Tom caminaban, el silencio sepulcral en el jardín se rompía cuando en una pantalla comenzaron a reproducirse los vídeos que Steven le había dado en un pen-drive a Jane…

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